Arturo Cerdá y Rico nace en Monóvar el 10 de octubre de 1844 en una familia de acomodados comerciantes y propietarios de fincas rústicas, cursó la carrera de Medicina en la facultad de San Carlos de Madrid, sus años universitarios los compagina con estudios de Bellas Artes en la Escuela Superior de Pintura y Escultura.
Quiso el destino que hacia 1871 viajara desde Cox, donde ejercía como médico titular, a Cabra del Santo Cristo, para atender a un hermano gravemente enfermo, que desarrollaba negocios industriales por la provincia de Jaén, y conoció a Rosario Serrano Caro, hija de una notable familia de hacendados, con la que se uniría en matrimonio, en 1872, fijando su residencia en Cabra donde ejerce su profesión de médico y administra las haciendas de su propiedad que compagina con su afición a la fotografía, a la que se dedica con verdadera pasión. Su preferencia técnica era sobre todo la fotografía estereoscópica, también trató otras técnicas como las autocromas de los Lumière, siendo uno de los pioneros de la fotografía en color.
En 1900 hizo levantar una hermosa casa, tomando como modelo la casa sevillana de las hermanas Mensaque en Triana, siguiendo los cánones de estilo regionalista sevillano, con profusión de azulejos cocidos en Triana y firmados por Ramos Rejano, para destinarla a hogar familiar, aunque en el fondo pensada y diseñada para la fotografía. Para Cabra fue determinante que decidiera construirse su nueva casa para que el resto de la pequeña burguesía local rivalizara, a partir de ese momento, por construir o reedificar las suyas basándose en el nuevo estilo hasta entonces desconocido en la localidad. En el año 2004 los herederos la vendieron al Ayuntamiento, que la ha modificado de modo integral, para hacer un Centro de Interpretación de la fotografía.
Arturo Cerdá sobrevivió a su esposa Rosario que falleció en Cabra en 1902 a la edad de 49 años. Decidió entonces abandonar el ejercicio de la medicina y descargar en los hijos la responsabilidad directa de la administración de la hacienda familiar. Eso le permitió disponer de todo el tiempo y los recursos suficientes para dedicarse en cuerpo y alma a la práctica fotográfica, que tanto le recompensaba anímicamente y de la que iba a escribir páginas imborrables y gloriosas con la simple ayuda de su cámara estereoscópica. Es, por tanto, a partir de 1902 cuando comienza a viajar por toda España, Francia, Italia, Marruecos, y sobre todo a Granada donde gozaba de la amistad de los artistas e intelectuales de la época. Hombre culto e inquieto estuvo muy interesado por el arte en general y se rodeó de artistas y escritores de su tiempo, como Joaquín Sorolla, Cecilio Pla, López Mezquita, Rodríguez Acosta, Pablo Loyzaga, Luis Manero de Miguel, etc. y escritores, como su paisano José Martínez Ruiz, Azorín, a quien retrata en repetidas ocasiones, el cronista provincial de Jaén Alfredo Cazabán, director de la revista cultural Don Lope de Sosa, que publica muchos de sus trabajos, incluso después de su fallecimiento. También mantuvo contactos con otros fotógrafos aficionados, en especial con Carlos Iñigo, los hermanos Cánovas del Castillo, Antonio (Kaulak) y Máximo, el conde de Agüera, etc. y su fraternal Manuel Martínez-Victoria. Fue miembro de la Sociedad fotográfica de Madrid, entidad que le galardonó con medalla de oro en el concurso de fotos estereoscópicas de 1903
La condición de amateur le reportaría a Cerdá una absoluta libertad de acción, trata estilos fotográficos distintos tales como el pictorialismo, la fotografía directa, y el reportaje gráfico, se interesó vivamente por la influencia de la pintura en la fotografía, y por la moda orientalista de la época, etc…, pues no estaba condicionado a las exigencias de la clientela. El hecho de que él fotografiara para deleite suyo y por extensión para el de su círculo más íntimo, le permitió experimentar y bucear en las nuevas tendencias fotográficas, de las que estaba tan bien informado. Se dio cuenta de la importancia que la fotografía tenía desde el punto de vista cultural y etnográfico, antropológico, a diferencia de otros fotógrafos de su tiempo, que se quedaron en aspectos meramente artísticos del arte fotográfico. Cerdá insistió en retratar el pueblo llano en sus quehaceres más cotidianos con la obsesión de fijar con su máquina el instante preciso y concreto, a veces componiendo verdaderos cuadros impresionistas, costumbristas, y otras componiendo escenas de un finísimo humor, sus fotografías superan con creces, por su técnica, pulsión emotiva y fuerza narrativa visual, a las de cualquier otro operador en el ámbito nacional.
Colaboró en muchas publicaciones, sobre todo con la revista giennense Don Lope de Sosa que publicó muchos de sus trabajos, la revista londinense Photograms of the Year, y las españolas La Fotografía, Graphos Ilustrado, Photos, La Fotografía Ilustrada, etc.
El día 15 de Febrero de 1921, fallece Arturo Cerdá en su domicilio familiar de Cabra del Santo Cristo, a causa de un enfisema pulmonar, a la edad de 77 años.
En abril de 2001 sale a la luz el primer libro sobre Cerdá “Del tiempo detenido. Fotografía etnográfica giennense del Dr. Cerdá y Rico” de Julio Arturo Cerdá Pugnaire, Isidoro Lara Martín Portugués y Manuel Urbano Pérez Ortega, como consecuencia de esta publicación el 27 de Julio de 2001, gracias a la iniciativa del Excmo. Ayuntamiento de Cabra del Santo Cristo, fue nombrado hijo adoptivo con carácter póstumo, y en abril de 2002 se funda la Asociación Cultural Arturo Cerdá y Rico.