Mario Pereda en Sierra Mágina
Texto de: Francisco José Sánchez Montalbán
En el proyecto fotográfico que realiza Mario Pereda en Sierra Mágina se descubre un fuerte compromiso con el virtuosismo fotográfico, con los encuadres y las composiciones cuidadas, pero sobre todo una visión inusual que va mucho más allá del gusto por el paisaje, lo urbano o lo social. Los ríos de la memoria, título del trabajo, es el resultado de un proyecto solicitado por la Asociación Cultural Arturo Cerdá y Rico de Cabra del Santo Cristo, como forma de potenciar tanto los discursos como el patrimonio visual sobre la comarca, tal y como hiciera en su momento el propio Cerdá y Rico. En este caso, y como ganador de la última edición del concurso impulsado por la Asociación, Mario Pereda realiza una colección de imágenes donde a priori descubrimos la constatación de una realidad equilibrada, enaltecida y fascinante.
Mario Pereda es un fotógrafo exacto, preciso y directo; casi, minimalista. Su lenguaje, en blanco y negro, la mayoría de las veces, es metódico y no exento de recursos lingüísticos que en todo momento plantea relaciones entre la realidad y su propio mundo interior. Esto es que el fotógrafo construye cada fotografía desde una idea pre concebida y planeada a partir de su experiencia y relación personal con lo que ve o está pasando. Incluso, en ocasiones debe esperar a que todo cuadre.
Quizá por eso su retórica económica en barroquismos superfluos le lleva a eliminar cosas de los encuadres, a ofrecer sólo aquello que es capaz de sintetizar y dar la máxima dignidad al motivo representado a partir de un esteticismo donde los contrastes, las sombras y las composiciones elegantes y arriesgadas hablan de una mirada rapaz que desvela secretos, que propone pequeñas historias o que sugiere atmósferas de una realidad revelada.
En Los ríos de la memoria encontramos la emoción que el fotógrafo viajero encuentra en lo desconocido y en lo insospechado; una luz definidora o el descubrimiento del agua en el paisaje aportan un inesperado interés simbólico y una narración que posicionan las fotografías en una forma de sentir y de mostrar mensajes experimentales sobre la memoria, el paso del tiempo, la identidad, lo anecdótico, etc. Por eso, esta colección de imágenes se entiende mejor como un ensayo artístico alrededor de diversas temáticas y estructuras culturales del mundo de Mágina. Y el talante intelectual del fotógrafo convierte la normalidad cotidiana en un discurso misterioso, lúcido y sorprendente.
El paisaje jienense en la mirada de Mario Pereda se muestra así a modo de fragmentos de vida y de testimonios sobre una memoria cultural descriptiva y transmisora de identidad. Pero insisto en el concepto de fragmentos porque en muchas de sus fotografías es el fragmento el que habla del todo, del conjunto y es además el que contiene la esencia de lo global. Una colina, un trozo de torreón, el acercamiento a una secuencia de pilares, etc., son fotografías donde se comprueba como el sentido reduccionista y minimalista del fotógrafo conforman su discurso.
Por todo esto, el interés de este trabajo fotográfico reside en la sencillez y en la manera directa de captar lo que pasa. Podemos comprobar que no se trata de un grupo de imágenes que cuentan cosas sino de imágenes que proponen al espectador un posicionamiento ante momentos ingeniosos, fugaces o rescatados; como espectadores asistimos a narraciones sobre la huella humana en la naturaleza, los testimonios del tiempo, la soledad en el paisaje o la memoria evocada son claves para entender y tener una experiencia sobre Sierra Mágina como agente físico, cultural y simbólico.
Catálogo de la exposición: