El concierto celebrado en los jardines del estudio de Rafael Rubio, organizado por Acacyr para contribuir a sufragar la edición del número diez de la revista Contraluz ha puesto de manifiesto, una vez más, el compromiso de la sociedad cabrileña con la cultura. En un marco incomparable, unos 150 asistentes pudieron, en un primer momento conocer de primera mano las obras insertas en este espacio perfectamente integrado en su entorno natural, para después disfrutar del repertorio ofrecido por este quinteto de jóvenes músicos, también comprometidos con la finalidad del evento.
Así, cuando se comenzaron a apagar las últimas luces del día, con el anochecer fueron llegando los asistentes que primero pasearon por los diferentes espacios donde se mezclan las esculturas con las plantas, las fuentes y estanques, todo envuelto en la mágica luz que proporcionan los anocheceres del solsticio por estos lares de Mágina. Luces de ensueño que alumbraban las amplias panorámicas que desde aquí se pueden visionar, comenzando por los pies, donde emerge entre el caserío ese templo, majestuoso cual nave marina entre las olas del mar de Mágina. Luces que impiden que veamos las últimas nieves granadinas tras nuestras dehesas, mientras que la humildad de esos montes, islotes del “archipiélago” que rodea Mágina, los cercanos cerros del Chantre o la Umbría se hace desde aquí más palpable al observar cómo emergen tras éstos las bravías crestas de la sierra de Cazorla con su cordillera de los Agrios, de elocuente nombre. Girando la vista hacia el Norte, en el horizonte se nos pierde la vista entre las suaves líneas de la Loma de Úbeda y elevaciones como la de Iznatoraf, ya en la comarca de las Villas, quedando entre medias la junta de los cercanos valles del Guadiana Menor y del Guadalquivir tras los atormentados relieves que confinan Mágina con Cazorla. Y a nuestra espalda, la Sierra Cruzada, que con su antesala de los Cangilones nos acoge cual madre en su regazo…
Un museo inserto en la naturaleza domesticada que conexiona el monte con el pueblo, donde las obras escultóricas, ya sean en barro o metal, mezcladas para la ocasión con pinturas de sugerentes horizontes formaban rincones de ensueño. Obras de un artista que nos abrió su casa de par en par en un alarde de la hospitalidad más sincera.
Con este ambiente faltaba la guinda, la que puso Ubeda´s Winds -nuestro quinteto de viento invitado- con las notas de las melodías escogidas para la ocasión. Se trata de jóvenes alumnos del conservatorio de Úbeda que también quisieron unirse a esta noble causa demostrando, además del buen hacer con los instrumentos, una generosidad que dice todo de su compromiso con la cultura, por supuesto, también digna de agradecer. Agradecimientos que hemos de extender al Ayuntamiento de Cabra del Santo Cristo representado en la persona de su concejal de cultura, Francisco J. Justicia por su importante apoyo y colaboración. Pero si algo hemos de destacar es sin duda la asistencia, cercana a las 150 personas que completaron el aforo y que contribuyeron a crear una mágica atmósfera. Un apoyo que nos confirma que estamos en el buen camino, que nos alienta a continuar y que pronto dará sus frutos.