Ahora se trataba de combatir el sol del verano, ya fuera aquí, ya fuera en el Charcón, o en cualquiera de las numerosas albercas que almacenaban el líquido elemento que habría de repartir la vida entre los huertos cabrileños... La Balsa era y sigue siendo una infraestructura fundamental para irrigar las tierras de "la loma del Sitio". Aquí era donde primeramente se embalsaban las aguas del cercano manantial del Nacimiento que habían servido ya para mover los rodeznos de los dos molinos precedentes. Diversos caces la llevarían a partir de aquí hacia otras albercas menores... y en ese camino, lugares como la Pileta, el Arroyo, el arroyo Maidalga, o la Trinidad eran concurridos lavaderos y a buen seguro que también mentideros... líquido elemento surgido de las entrañas de la Sierra Cruzada que en su camino de vida serviría además para combatir los rigores de la canícula plena haciendo las delicias de varias generaciones de muchachos...
Atrás quedaba el duro invierno cuando las lavanderas tenían que quitar la nieve para hacer un hueco a su baleo en la rivera del arroyo que discurría junto a la Balsa.
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Conociendo la obra de Arturo Cerdá y Rico...
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