ejercicios de equilibrismo mientras los redobles de tambor ayudan a crear ese ambiente con el necesario punto de emoción para asombrar a la expectante concurrencia. Otras fotografías delatan que las funciones tenían lugar en un corral al aire libre, que bien podría ser el de la casa de la Tercia, a cuyas puertas, si no me equivoco se encuentra esta comitiva, justo en la esquina de las calles Moya y Real (se ve el cartel de la calle Moya). Una vez dentro, un cohete anunciaba el comienzo del espectáculo.
En lo urbanístico cabe destacar el característico piso de cantos rodados, aún sin acerados, y esa arquitectura popular de casas mayoritariamente encaladas, con ventanas y balcones de forja profusamente adornados con macetas. Auténticos jardines floridos que rebosaban alegría durante todo el año y que en primavera estallaban con mil flores, encargadas de dar color a las radiantes fachadas sometidas ya al sol abrasador.
Texto de Ramón López